Enseñanza 078

1. La claridad y sencillez de mi enseñanza os han infundido ánimo para dar los primeros pasos en el Tercer Tiempo y ya comenzáis a balbucir mis divinas frases. Empezáis a reconocer que es un recreo para el corazón apartar el dolor de un Semejante y entregarle amor y caridad.

2. No me llaméis injusto si por un instante el dolor y las pruebas se ciernen sobre vosotros; debéis saber que ellas fortalecen el espíritu y que, además, este pueblo ha sido instrumento de mi voluntad a través de los tiempos para presentar por medio de él ejemplos a la humanidad. Sed fuertes para que en vuestras vicisitudes deis pruebas de amor y obediencia ante mi voluntad. 

3. Analizad y comprended todas las lecciones que os estoy dando y no hagáis mal uso de ellas, porque volveréis con vuestras vestiduras desgarradas y el corazón lleno de amargura como el hijo pródigo de la parábola. Haced de vuestro corazón un granero y almacenad ahí la Simiente divina. Cuando el tiempo sea llegado haré el llamado a la humanidad, invitándola a venir hacia esta nación, la cual abrirá sus puertas a los forasteros, a los caminantes que buscan paz, luz y salud. Y las puertas de vuestro corazón serán abiertas a semejanza de aquellas, la segunda Jerusalén, la Ciudad espiritual más blanca que los lampos de la nieve, tiene abiertas desde la eternidad, esperando a los hijos del Señor.

4. Grande es la misión espiritual de los moradores de esta nación; por lo tanto preparad vuestro corazón para que deis albergue a todo hermano que a vosotros se acerque, sin fijaros en raza, color ni condición. 

5. Vuestro espíritu aún no alcanza a comprender toda la magnitud de la Revelación que en este tiempo ha recibido, mas vuestro corazón presiente que algo grande ha descendido entre vosotros.

Vuestro mundo de ayer ha desaparecido desde que escuchasteis mi palabra, porque vuestro egoísmo fue tocado por ella. Ese mundo era pequeño porque se concretaba a vuestros afectos, a lo que poseéis en la Tierra y al imperfecto concepto que tenéis de lo que es la Ley de Dios. Ahora vuestro horizonte se ha ampliado hasta el infinito, y en él presentís un mundo desconocido al cual llegaréis a conquistar por vuestra elevación espiritual.

Hoy veis en cada ser humano un hermano y en cada hombre un hijo de mi Divinidad. Hoy miráis la vida como un peldaño en la escala infinita de vuestra elevación hacia el Creador. Hoy sabéis que los que sufren en este Valle de lágrimas no han sido olvidados de Dios, que todos reciben la luz de mi amor.

6. Discípulos: Permaneced en la paz que os doy, no dejéis que os la arrebate el mundo con sus tentaciones, porque tenéis que orar por vuestros Semejantes y, ¿cómo podréis pensar en ellos si en vuestro corazón no existe la paz? Venced los obstáculos de vuestra vida, no los consideréis invencibles; la fuerza que hay en el hombre es grande, lo que os ha faltado es la fe. Perseverad en la fe, en las buenas obras y con ellas cambiaréis los montes de lugar.

7. No consideréis que vuestra vida es estéril pensando que no habéis llevado a cabo grandes obras. Si ella es limpia, algo bueno habréis hecho, porque Yo os he dicho que por los primeros, los postreros me reconocerán. Aceptad con gusto esta misión.

8. Recibo la queja de algunos corazones en la que exponen, que entre los suyos se encuentran los incrédulos que han torcido el camino. Me dicen que les han hablado mucho y nada han logrado. Yo os digo, que aprendáis a hablar con obras, también con silencio, que seáis intuitivos para que no seáis inoportunos.

Si os preparáis, si sabéis perseverar, vuestra mirada llegara a ser penetrante y no dejaréis escapar el instante oportuno en el que debéis dar en aquel corazón el último toque con vuestro cincel. Vuestro triunfo os demostrará que aquellos a quienes considerabais fuertes en su obstinación, eran débiles en realidad. Poned en práctica mis divinos consejos y pronto daréis testimonio de mi verdad. Yo os concederé esta caridad, porque tengo más que daros que vosotros que pedirme.

9. Entre los vuestros están aquellos que mucho han desgarrado mi Obra con su lengua y han hecho sangrar vuestro corazón. No os vengaré porque mi justicia es perfecta; mas pronto vendré a tocarlos porque es el tiempo en que todo ojo me verá.

10. Preguntaos a vosotros mismos: ¿Estaríais aquí escuchándome si no os hubiese tocado el dolor? Hubo algunos que blasfemaron, renegaron y me desconocieron, pero el dolor fue más fuerte que ellos y los doblegó; entonces llegaron ante la presencia de mi manifestación y lloraron de arrepentimiento. Hoy son los que bendicen aquel dolor que les hizo llegar a Mí.

11. A vosotros os corresponde orar por los que hoy me desconocen. Hacedles comprender que vengo en busca de vuestro espíritu, porque le veo sediento y hambriento de mi esencia divina. No busco a vuestra materia, porque ella tiene en la Tierra todo lo que le es menester.

12. Debo deciros: No creáis que le sea indispensable al espíritu el cuerpo humano y la vida en el mundo para poder evolucionar, pero sí le son de gran utilidad para su perfeccionamiento las lecciones que en este mundo recibe. 

13. La materia ayuda al espíritu en su evolución, en sus experiencias, en su expiación y en sus luchas; ésta es la misión que le corresponde y lo podéis comprobar con esta manifestación de mi Divinidad a través del hombre de cuyo cerebro vengo a servirme, utilizándole como un aparato para transmitiros mi mensaje. Comprended que no sólo el espíritu está destinado a lo espiritual sino que aun lo más pequeño dentro de lo material ha sido creado para fines espirituales.

14. Un recuerdo y un llamado he venido a hacer a vuestro espíritu para que él, sobreponiéndose a la influencia de lo material que ha llegado a dominarle, haga llegar su luz al corazón y al entendimiento empleando el don de la intuición.

15. ¡Esta luz significa para vuestro espíritu el camino de su liberación! Esta Doctrina viene a ofrecerle los medios para elevarse por sobre la vida humana y ser guía de todas sus obras, señor sobre sus sentimientos y no esclavo de bajas pasiones, ni víctima de flaquezas y miserias. 

16. Cuando el espíritu se deja dominar por la influencia de cuanto le rodea en la Tierra, llega a identificarse a tal grado con su materia que se olvida de su verdadera naturaleza, se aleja de la vida espiritual al grado de serle ajena, y es por eso que cuando su cuerpo muere, tiene que turbarse o confundirse. 

17. ¡Cuán fácilmente muere el cuerpo!, pero qué difícil es para el espíritu que no supo prepararse, poder librarse de la turbación. 

18. Mientras unos en su confusión quedan adheridos a su cuerpo muerto, otros, conservando en su espíritu las impresiones de su envoltura, creen seguir siendo humanos sin poder elevarse hacia la morada que les corresponde, quedando atados a lo que en el mundo sintieron apego. 

19. No existe en la Tierra cáliz más amargo ni dolor más intenso que el de los espíritus turbados. Los tropiezos, el no poder comprender lo que acontece a su alrededor, los remordimientos, la nostalgia de lo que abandonaron, la soledad, el silencio y la impotencia para elevarse, constituyen el fuego donde habrán de purificarse hasta alcanzar la luz.

20. ¿Creéis que sea inexacto si os digo, que de este mundo parten millones de espíritus en estado de turbación? Es el resultado de la ignorancia de los hombres por su falta de meditación y oración. 

21. Mi Doctrina del Segundo Tiempo reveló a los hombres la vida espiritual, pero ellos, en vez de analizar mis lecciones y de cumplir mis preceptos, crearon religiones en torno a mi Doctrina concretándose al cumplimiento de ritos y ceremonias materiales, que no dieron más luz a su espíritu y sí lo alejaron del sendero de su cumplimiento. 

22. Entre vosotros hay quienes me preguntan: “¿Si al dejar esta vida caerán en tinieblas?” A lo cual Yo les digo: Que si no analizaron mi palabra ni la pusieron en práctica, de nada les servirá haber estado entre estas multitudes escuchando mi Doctrina de Luz. 

23. Lo que el espíritu cultive, eso será lo que recoja; esa es la Ley y la justicia.

24. Yo, vuestro Salvador, os he señalado en todos los tiempos el verdadero camino y os he revelado los medios para evitar el dolor, la turbación y las tinieblas.

25. Hoy vengo una vez más a vosotros en cumplimiento de esa misión, haciendo luz en vuestras sendas inciertas, despertándoos de vuestro letargo, recordando a vuestro espíritu que le espera una nueva morada, a la que tiene que llegar preparado para poderla habitar y disfrutar eternamente. 

26. Vengo a vosotros para despertaros y preguntaros: “¿Quién de vosotros es discípulo por su propia voluntad?” Ninguno, Yo soy quien os ha llamado. Para escuchar de nuevo mi palabra habéis tenido que estar varias veces en la Tierra. Entre una reencarnación y otra os he concedido una tregua de meditación y preparación para una nueva vida. 

27. El espíritu, cuando está en la materia, participa de la fatiga de ésta y le es menester después de una lucha el reposo, así como la meditación para formar el plan que deberá seguir, antes de emprender una nueva batalla.

Sin esas treguas o altos en vuestro camino muy poco adelantaríais en vuestra senda; mas es necesario que una Doctrina limpia y pura os enseñe estas lecciones con entera claridad, para que vuestro corazón convencido de esta verdad, tenga un conocimiento del por qué de muchos de los fenómenos y acontecimientos que sin mi revelación nunca acertaríais a comprender. En mi caridad está el tiempo, la vida, el destino de todos; nada escapa a mi poder. 

28. En el principio me conocisteis primero como un Padre inexorable en su justicia ante vuestras faltas; ese Padre se tornó ante vosotros en el más dulce y amoroso de los maestros, sin embargo, no supisteis interpretar debidamente sus enseñanzas porque creísteis que Él castigaba con el fuego eterno a quienes no le amaban.

Ahora vengo a mostraros que el Padre no rechaza a sus hijos sólo porque no le aman, vengo a demostraros que el Amor divino no tiene limitaciones y que ese amor y esa justicia se manifiestan a través de la Ley de la reencarnación que he venido a esclareceros. Ahora comprenderéis que por medio de esa divina Ley no existe falta, por grave que sea, que merezca el castigo eterno para un espíritu, mas para llegar a Mí antes tendréis que reparar dicha falta.

29. ¿Qué lograría de vosotros si en verdad os diese como castigo el fuego eterno? Que blasfemaseis eternamente en contra de un Dios a quien juzgaríais injusto, cruel y vengativo. 

30. Mi deber de Padre es daros a cada paso ocasión de perfeccionaros, enseñándoos el camino por medio de lecciones perfectas. Si Yo que os he enseñado a perdonar y a amar a vuestros enemigos y os he dicho: “Haced con vuestros hermanos lo que habéis visto que he hecho con vosotros”, ¿estaría dándoos ejemplo de ello cuando vieseis que mi justicia condenó eternamente a los que no me amaron? ¿Creéis que no tengo poder para hacerme amar de los que me han aborrecido? A éstos son a los que les doy, no el castigo eterno, sino el tiempo suficiente para que de ellos brote la luz, la regeneración y finalmente el amor. Así como se espera que la tierra sea fecunda para que germine en ella la semilla, así espero de vosotros que cumpláis con mi precepto que os dice: “Amaos los unos a los otros”. 

31. ¿Quién puede conocer a vuestro espíritu en este mundo? Los pastores de las religiones no, porque si no se conocen a sí mismos, menos podrán conocer a los demás. Vuestros padres con toda su intuición apenas alcanzan a traspasar los umbrales del corazón. Poco, muy poco sabe del espíritu la humanidad, porque ha rodeado de misterio esta luz; mas el misterio no existe, sólo la ignorancia.

¿Quién podrá entonces en el futuro guiar al espíritu de la humanidad por senderos de luz? ¿Quién podrá librarle de las grandes confusiones? Sólo mi Doctrina, esta Doctrina que escribiré en vuestro espíritu. De ella brotará la luz que os señale el sendero, la voz que os guíe; mas sabed que todo aquél que no escuche esa voz que con amor se hace oír dentro de su corazón está desconociendo el principio de su creación, porque en el instante de hacerle nacer de mi Espíritu encendí en él esa chispa divina que es la Conciencia, para que le repitiera a través de toda su existencia que él es mi hijo.

32. En verdad os digo: El pecado y la confusión en el espíritu son pasajeros ante la eternidad, por lo cual la purificación y el juicio no pueden ser eternos.

33. Ahora es cuando os dais cuenta de lo que habéis hecho de vuestro espíritu y del caudal de enseñanza que no habéis sabido aprovechar. La voz de vuestra Conciencia se hace más clara y más fuerte; os habla del pasado, del presente y os prepara para el futuro. Aprended a reconocer esa voz porque en ella os hablo Yo y cuando la escuchéis, tened fe en ella; ¡ay, de vosotros si dudareis! Esa voz siempre os guiará hacia el bien; mas si escuchaseis una voz que os guiase hacia el mal, esa no es la de vuestra Conciencia, es la voz de vuestras pasiones que os inspira la influencia del materialismo. 

34. Mañana os combatirán por creer en esta Doctrina porque así como os apresuráis y preparáis para analizar esta palabra, así los hombres también se preparan para luchar contra vosotros. Ellos harán prodigios de saber y de poder humano para demostraros que poseen la verdad. Vosotros haréis, sin alarde, prodigios espirituales con vuestras obras de amor hacia vuestros hermanos.

35. Elías, el precursor, anuncia de nuevo a la humanidad la presencia espiritual del Señor; la llegada del Espíritu de Verdad, el que esclarece y revela el misterio de la reencarnación.

36. Os doy esta lección porque el mundo os sitiará y no os dejará salida por Oriente ni por Occidente, ni por el Norte ni por el Sur. Entonces haréis uso de la potestad que os he dado para que os libertéis de vuestros opresores.

37. No temáis, porque no sois los únicos en el mundo que han buscado la liberación del espíritu. En este tiempo se están levantando los hombres en pos de la luz, de la verdad y de la elevación del espíritu.

38. Recordad a Elías que dio testimonio del Dios verdadero, en el Primer Tiempo. Escuchad:

39. El pueblo de Israel cayó en idolatría y adoraba a un dios pagano. Elías, para convencerle de su error y de su impiedad, dijo a los sacerdotes del ídolo en presencia del pueblo congregado en un monte: “Haced vosotros un holocausto con leña y colocad sobre él a la víctima. Yo formaré igualmente otro holocausto. Invocad los nombres de vuestros dioses y yo invocaré el nombre de mi Señor y el dios que enviare fuego para consumir a la víctima, ese será reconocido como el Dios verdadero”.

40. El ídolo permaneció sordo a las súplicas de sus sacerdotes; Elías les decía: “Gritad más alto para que vuestro dios os oiga, para que despierte, pues tal vez está durmiendo”. Cuando los idólatras consideraron inútiles sus esfuerzos, el profeta se entregó a la oración pidiendo a su Señor que se mostrase como el Dios viviente y verdadero. Acababa Elías de pronunciar su oración, cuando descendió un rayo del cielo y consumió a la víctima del holocausto.

41. El pueblo reconoció la impostura de los sacerdotes de Baal y al mismo tiempo reconoció que Jehová, el Dios de Elías, era el único y verdadero.

42. Es Elías el prometido en aquellos tiempos para éste, que una vez más está entre vosotros. El Divino Maestro os lo prometió en el Segundo Tiempo y ha llegado en el momento oportuno.

43. Dejad que Elías sea en cada uno de vosotros, sobre todo cuando os veáis sujetos a una prueba; mas entonces recordad que Elías es todo amor, fe y humildad para que le imitéis y entonces pueda brotar de vosotros la profecía.

44. Muchas formas de idolatría existen en la Era presente: La ciencia, la guerra, el oro, el poder, el fanatismo religioso, los placeres, son otras tantas deidades ante las cuales los hombres se postran rendidos.

45. Alimentaos con mi palabra para que estéis fuertes. Ved que tendréis que escuchar muchas palabras contrarias a lo que os he enseñado y ninguna de ellas deberá confundiros ni haceros dudar.

46. El Libro está abierto, leed en él, porque si vuestro Padre es un libro de sabiduría, también vosotros podéis ser un libro de enseñanza y experiencia para vuestros hermanos.

47. La vida que os rodea es una de tantas páginas del Libro divino, por eso muchas veces os he dicho: “Aprended la diaria lección que os da la vida”.

En este tiempo tendréis que llegar a ser los buenos consejeros que hablen con palabras y también con obras. ¿Podríais hablar de regeneración si vuestros hermanos os sorprendiesen en sitios inconvenientes? ¿Podríais enseñarles a vivir en paz, si ellos descubriesen que en vuestro hogar no existe concordia?

48. Veo que muchos de los corazones de este pueblo duermen aún sin querer comprender que ya está próximo el día en que cesaré de daros mis lecciones en esta forma, y cuando miren que el Libro se ha cerrado llorarán su incomprensión, mas entonces será tarde.

49. Dichosos los que se preparen y se dispongan a obedecer mi voluntad, porque ellos, al iniciarse la nueva etapa, sabrán comunicarse Conmigo por medio del pensamiento y exclamarán: “Padre, vuestro Libro continúa abierto”.

50. He comparado mi palabra con la semilla de trigo; la he sembrado con amor infinito en vuestro corazón. El corazón es la tierra donde principia a germinar por estar dotado de sensibilidad, pero sus impresiones las transmite al espíritu que es el que guarda verdaderamente mi palabra, así aunque el corazón se olvide de su Padre o deje de latir para la vida, aquella simiente permanecerá guardada en el espíritu y llegará el instante en que germine. Ese instante puede estar próximo o distante, según sea el despertar del espíritu al amor del Creador; mas como la evolución espiritual pertenece a la eternidad, no hay impaciencia en el Padre. Vosotros sois los que ya como humanos o ya como espíritus, debéis apresurar vuestros pasos a fin de evitar por medio de la práctica del bien las experiencias dolorosas. 

51. El Libro de la Sabiduría divina sellado con Siete Sellos fue desatado por el Cordero; fue el amor del Divino Maestro hacia los hombres el que hizo que se le revelaran los misterios de su Arcano. El Sexto Sello muestra su contenido en este tiempo y habla de enseñanzas profundas, os hace mirar el futuro de vuestro mundo y os abre el camino hacia la eternidad espiritual. 

52. Os he enseñado que por la oración se adquiere sabiduría, mas no por ello quiero que prolonguéis vuestras oraciones. Os he pedido la oración de cinco minutos y con ello quiero deciros que oréis brevemente, para que en esos instantes os entreguéis verdaderamente a vuestro Padre y el resto de vuestro tiempo lo consagréis a vuestros deberes espirituales y materiales para con vuestros hermanos. 

53. Sembrad de amor, de caridad y buenas obras el camino de vuestra vida y cuando dejéis la materia para libertar de ella a vuestro espíritu, él, en vez de descender a los valles de expiación, se elevará hacia aquellos mundos en donde recoja entre espíritus de luz todo el fruto de su siembra.

Si no os comportáis así, recogeréis el dolor a vuestro paso y de ello no podréis culparme a Mí, ya que Yo, habiendo creado todo lo que os rodea, no hice el dolor, él es creación vuestra, es el resultado de vuestras imperfecciones. Si Yo permito que apuréis el dolor es porque sé que conociendo el resultado de vuestras obras os podréis perfeccionar, porque por el fruto reconoceréis el árbol. 

54. Discípulos: Formad con mi palabra un álbum con el cual podáis recrear vuestro espíritu y llevar mañana a vuestros hermanos este testimonio y este deleite. Mi palabra ha de llegar hasta los confines del mundo y tocará a todos los espíritus transformando la vida de los hombres. Mi palabra hará el milagro de que la paz vuelva a esta Tierra.

55. Si los elementos se muestran hostiles e inclementes es porque entre ellos y los hombres no existe armonía. Cuando la humanidad viva de acuerdo con la obediencia a mis leyes con que las demás criaturas viven, conocerán en este planeta la imagen de la Vida Eterna, aquel paraíso que alojará en su seno a los que se purifiquen y se eleven por el camino de amor que Cristo señala a cada paso.

56. Ahora está resurgiendo en la Tierra el pueblo de Israel; hoy aún vive cautivo, pero mi luz le está libertando. Ante él se presenta el camino y la promesa divina invitándole a calzarse las sandalias, a tomar el báculo, a orar ante Jehová e internarse en el desierto en busca de la Voz divina, de la Ley de Dios y sus prodigios.

57. Ya comienza el despertar, ya habéis oído la voz de Elías, el nuevo Libertador; él os ha traído a la falda del Monte de la nueva Sión que en este Tercer Tiempo se levanta ante vuestro espíritu, para que escuchéis mi voz viva a través del entendimiento humano.

58. Ante mi Voz divina habéis permanecido extasiados escuchándola, pero os he anunciado que mi manifestación será breve, para que os levantéis a proseguir la jornada iniciada que llevará a vuestro espíritu a las puertas de la Tierra Prometida.

59. En otras partes del mundo los pueblos están despertando, porque Elías a sus puertas está llamando.

60. Os he nombrado Israel, porque vosotros recogeréis la esencia de las revelaciones del Tercer Tiempo, porque seréis los que deis la interpretación espiritual y justa a mi palabra y porque en vosotros se repetirá la historia de aquel pueblo, con sus pruebas, sus luchas y sus combates por alcanzar la Tierra Prometida y al fin el triunfo, que fue la conquista y la posesión de un ideal.

61. Sabed que sois Israel, pensad que sois el pueblo de Dios, tened certeza de ello para que seáis más fuertes en la larga travesía, pero no pregonéis que sois hijos de Israel porque no seréis comprendidos, más bien se mofarán de vuestras palabras. ¿Quiénes serán aquellos que descubran que el nuevo Israel lo es por el espíritu?

62. Este conocimiento revelado por vuestro Padre, guardadlo en vuestro corazón; mas cuando los escudriñadores y los necios llegasen ante vosotros preguntándoos: “¿Sois vosotros el pueblo de Israel?” Contestadles como Yo lo hice a los fariseos y a los necios, cuando me preguntaron si era el Hijo de Dios, les respondí: “Vosotros lo habéis dicho”.

63. Después de deciros esto, quiero que sepáis que este pueblo que apenas comienza a reunirse, irá invitando a su paso a otros pueblos a unírsele, invitándoles más que con la palabra, con el ejemplo; irá limpiando de abrojos el sendero para que los postreros encuentren la senda preparada, porque el llamado lo hago a todos los pueblos y naciones del mundo, porque el nuevo pueblo de Israel lo formarán hombres de todas las razas, clases y credos.

64. Los que crean que el verdadero pueblo de Israel fue aquel del Primer Tiempo estarán en error; aquel fue solamente la imagen de lo que con el transcurso del tiempo habría de ser el verdadero pueblo de Dios, en el que tendrán que fundirse todos los hombres amando a su Padre en sus propios hermanos.

Así lo dijo la Ley en el Primer Tiempo: “Amarás a Dios de todo corazón y de todo tu espíritu. Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Así lo dijo Cristo en el Segundo Tiempo enseñando a la humanidad un nuevo mandamiento: “Amaos los unos a los otros”. A quienes cumplan con los máximos preceptos, Elías les ha anunciado en este tiempo que verán al Padre en todo su esplendor.

65. A cada quien le será confiada una misión y le serán revelados sus dones, para que tengan en sí mismos los medios de poder sembrar el bien y hacer la luz. También en aquel tiempo a cada tribu le fue confiada una misión y le fueron revelados sus dones para que todas en conjunto ofrecieran al Padre un fruto de sumisión, de armonía y de fe.

66. Pueblo amado: Os estoy proveyendo de todo cuanto necesitéis para el viaje. Vuestro alfolí estará colmado de mis bendiciones y no temeréis que ellas se extingan; mas si la escasez se presentase a probar vuestra fe, no olvidaréis que Israel en el Primer Tiempo aprendió de Moisés, que quien confía en el Señor jamás perece.

67. Velad y orad, Israel. ¡Oh, pueblo que estáis destinado para llevar por el mundo el estandarte de la espiritualidad! Aprended a llevar en vuestro corazón el Tabernáculo, en vuestro espíritu el Arca y en vuestra Conciencia la Ley.

68. Id por el camino anunciando a vuestros hermanos que la hora de la Libertad ha llegado y que esa voz que en el silencio de la noche se escucha, es la voz de Elías, quien va de un confín del mundo al otro despertando a los espíritus dormidos. No sintáis temor ante la burla y la mofa de vuestros hermanos; mas si el mundo os aborrece sabed que a Mí me aborreció antes que a vosotros.

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