Noveno Mandamiento

Segundo Libro

Los 10 Mandamientos

El Noveno Mandamiento:

No darás testimonio falso contra tu prójimo. Éxodo 20:16

El testigo falso no quedará impune, el que profiere mentiras no escapará. Proverbios 19:5

¿Queréis saber cómo lograréis que vuestro testimonio sea tomado como verdadero? Sed sinceros con vosotros mismos, nunca digáis que poseéis lo que no tengáis, ni tratéis de revelar lo que no hayáis recibido. Enseñad sólo lo que sepáis, testificad únicamente lo que hayáis visto, mas si os preguntasen algo que no podáis contestar, callad, pero nunca mintáis, nuevamente os digo, que vuestro “sí” sea siempre “sí” y vuestro “no” sea siempre “no” y así seréis fieles a la verdad. Tampoco juréis, porque quien dice la verdad, no necesita de juramentos para hacerse creer, ya que en sus obras lleva la luz. Dejad que jure aquél que ha sido falso y que llegado el momento de necesitar ser creído, tiene que recurrir al nombre de Dios para apoyar sus palabras. Vosotros no juréis por Dios ni por María, tampoco por vuestros padres ni por vuestra vida. Vuelvo a deciros que vuestras obras serán las que den testimonio de vuestras palabras, y unas y otras darán testimonio de Mí. 2-34-37

Si diciendo la verdad os creen, benditos sean aquellos que os crean. Si por decir la verdad os negasen, hiriesen u os burlasen, dejadme a Mí la causa, porque la causa de la verdad es mía, entonces Yo os defenderé. Tampoco intentéis disfrazar la verdad con el velo de la mentira, porque vuestro juicio será grande. ¡No sabéis de aquél gran templo de Jerusalén en donde siglos tras siglos los hombres penetraron en busca de fortaleza y de sabiduría! Pues fue grande mientras su seno fue como un redil de paz para los espíritus, mas cuando penetró la hipocresía, la mentira y la codicia, su velo se rasgó y más tarde no quedó de él ni piedra sobre piedra. 2-34-38

Vuelvo a deciros que empecéis a ser sinceros con vosotros mismos, que no tratéis de engañaros, es decir que comencéis a amar la verdad. Se aproxima el instante, en que caigan las grandes cabezas del mundo, en que las naciones sientan mi divina justicia. ¡Cuánto clamor habrá entonces entre los hombres! Un mundo de falsedades, de errores e injusticias desaparecerá, para que en su lugar se establezca el Reino de Dios que es justicia y es luz. Para muchas obras humanas será el fin, mas para el Tiempo de la Espiritualidad será el principio. 2-34-39

Uno de los defectos más graves es el de la hipocresía; no pregonéis amor mientras no seáis capaces de amarme en vuestros Semejantes. ¡Cuántos de los que han juzgado el beso de Judas, no quieren ver que ellos han dado el beso de aparente fraternidad a su hermano y por su espalda le han traicionado! 3-75-34

Ninguno está autorizado para juzgar las obras de sus hermanos, porque si el que está limpio no lo hace, ¿por qué ha de hacerlo quien lleva manchas en su corazón? 5-131-55

Os digo esto, porque siempre andáis escudriñando la simiente de vuestro hermano esperando encontrarle defectos, para luego enseñarle vuestra siembra y humillarle diciéndole que vuestra labor es más limpia y perfecta. 5-131-56

El único juez que sabe aquilatar vuestras obras, es vuestro Padre que habita en los Cielos; cuando Él se presente con su balanza, no tendrá ante sus ojos mayor mérito quien comprenda más, sino el que haya sabido ser hermano de sus Semejantes e hijo de su Señor. 5-131-57

Tampoco intentéis descubrir los sentimientos ocultos de vuestros Semejantes, porque en cada ser existe un arcano que sólo Yo debo conocer; mas si descubristeis lo que por pertenecer sólo a vuestro hermano, para vosotros debe ser sagrado, no lo publiquéis, no rasguéis ese velo, antes hacedlo más denso. 2-44-46

Cuántas veces he contemplado a los hombres penetrar en el corazón de su hermano hasta descubrir su desnudez moral o espiritual, para recrearse con ello y luego publicarlo; ninguno de los que así hayan profanado la intimidad de un Semejante se sorprenda de que alguien en su camino le desnude y le burle; no diga entonces que es la vara de justicia la que le mide, porque será la vara de la injusticia con la que midió a sus hermanos. 2-44-47

Respetad a los demás, cubrid con vuestro manto de caridad a los desnudos y defended al débil de las murmuraciones de la humanidad. 2-44-48

De lo que no conocéis, comprended que no podéis hablar ni afirmar, por temor a caer en mentira o error; cuando haya en vosotros preparación, conocimiento y fe profunda, poseeréis la luz de la verdad. 8-226-16 

En mi Doctrina no debe haber acusados ni acusadores, ofendidos ni ofensores; en ella sólo deben existir los que aspiren a elevarse por la práctica de mis enseñanzas. 8-241-30

Yo os he visto un día murmurando y otro día arrepentidos. Os he visto negando mi comunicación y después testificando que es verdad. Os vi un día calumniando y al otro día defendiendo al que calumniasteis. Está bien que rectifiquéis vuestros errores, pero mejor será que no volváis a incurrir en el mal, para que no tengáis que rectificar. Os vi un día dando caridad al que no la necesitaba y os vi negarla al verdaderamente pobre; mas no vengo a culparos ni a juzgaros, vengo con la luz de mi enseñanza a iluminaros para que no volváis a pecar. También debo deciros, que os he visto ser serviciales, nobles, caritativos y comprensivos, y que esos méritos han sido siempre tomados en cuenta y anotados por Mí; pero comprended que ya debe haber en vuestro corazón más trigo que cizaña. 9-256-15

No olvidéis que en vosotros debe siempre imperar la verdad. 8-237-32

Mi paz sea con vosotros.

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