Enseñanza 240

1. Preparaos, porque en este día os digo: El que cree en María, debe creer en su pureza, porque Ella fue escogida entre todas las mujeres, para ser el símbolo de la Inmaculada perfección como mujer y como Madre. Ella había de ser en el mundo el ejemplo de ternura, del amor, de la mansedumbre y la castidad.

2. Ella es el modelo perfecto para toda mujer, porque la misión de todas ellas es delicada, noble y abnegada hasta el sacrificio. Su seno debe albergar los mejores sentimientos, en él se forma el hombre.

La mujer despierta el corazón del niño al amor, encauza los sentimientos del hijo por la senda del bien, enjuga sus lágrimas cuando llora y lo consuela cuando sufre. Es la madre quien enseña al hombre la primera oración y le revela la existencia del Creador. Hasta el final de la jornada terrestre, la sombra de la madre acompaña al hombre, así como María, a los pies de la cruz, asistió al sacrificio del Hijo amadísimo y recibió en su regazo los despojos Del que dio la vida por amor a los hombres.

3. Es grande la misión espiritual de la mujer, es delicado su corazón, su mente, su seno, todas sus fibras son delicadas. Sólo así puede ser capaz de desempeñar su misión tan alta y beber su cáliz tan amargo.

4. Corporalmente son distintos el hombre y la mujer, pero espiritualmente son iguales. Todos son espíritus que luchan por su perfección.

5. Yo he colocado a la mujer a la diestra del hombre para endulzar su existencia, para llenarla de encanto.

6. Es el hombre en la vida de la mujer, escudo, guardián; su señor, porque en él he puesto mi luz, mi Ley, mi fuerza.

7. Así os he unido en este mundo, trazándoos el camino que debéis seguir.

8. Conoceos a vosotros mismos y entonces podréis dar ejemplos y enseñanzas a vuestros hermanos.

9. Estáis frente a los hombres de diferentes creencias, conviviendo con ellos en el mismo mundo, mas no queráis levantaros a dar enseñanza si antes no estáis practicando mi Doctrina. Primero llegad al convencimiento de lo que habéis aprendido para que podáis ser los maestros. No os engañéis a vosotros mismos, ni os forjéis complicaciones.

10. Llevad en vuestro espíritu mis revelaciones fundamentales, para que ellas os sirvan de norma en vuestra vida.

11. Obtened a través de esta enseñanza espiritual, el conocimiento necesario para la vida del espíritu. Estad alerta porque en vuestro camino encontraréis muchas versiones sobre el Espiritualismo y debéis estar preparados para no seguir un camino equivocado.

12. Conservad la debida preparación para que en cualquier momento de vuestra vida os encontréis dispuestos a dejar este mundo.

13. Sabed que el espíritu no podrá por su inmediata presencia en el Mundo espiritual, gozar esa dicha eterna con que soñáis. Así como tampoco sufrirá eternamente por sus culpas, porque ya conocéis la base de mi Doctrina que es el amor. Por lo tanto cada quien recibirá de acuerdo con sus actos y arrepentimientos, y esto despertará en el espíritu, aún más grande su ideal de perfeccionamiento.

14. Tampoco creáis que en el transcurso de la vida material, es donde el espíritu goza la dicha o sufre el dolor.

15. El espíritu se purifica y perfecciona, porque su intuición y mi revelación le dicen que él proviene de la Divinidad y a ella tendrá que tornar.

16. Por eso concedo al espíritu cuantas oportunidades necesita para obtener su desarrollo y alcanzar su felicidad eterna en Mí.

17. El Espiritualismo es la revelación que os descubre y enseña todo cuanto poseéis y lleváis dentro. Os hace reconocer que sois obra de Dios, que no sois únicamente materia, que hay algo sobre vuestra carne que os eleva sobre el nivel de la naturaleza que os cubre y sobre lo inmundo de vuestras pasiones.

18. Cuando los hombres lleguen a la espiritualidad, todo precepto y toda máxima formará parte de la luz de su Conciencia. Aunque su memoria no retenga una sola frase o una sola palabra de mi enseñanza, llevará su esencia dentro de su ser, porque la ha comprendido, porque la siente y la práctica.

19. El Espiritualista ha de ser el cristiano puro, el que reconoce y practica la Doctrina de Cristo, el Divino Maestro, que redimió a los hombres en su incansable afán de legar a la humanidad su propio reino de amor, para hacer de ellos una gran familia.

20. Ahora en el Tercer Tiempo, iluminados por la Luz del Espíritu Santo, reconocéis que la Doctrina que os he dado en los Tres Tiempos, ha tenido los mismos principios y que sólo la forma exterior de mis manifestaciones es la que ha cambiado de un tiempo a otro.

21. Así, en el Primer Tiempo, había tal sencillez en vuestra vida y en vuestro corazón, estabais tan cerca de la Naturaleza, que de acuerdo con todo ello me manifesté. En la Naturaleza radiante visteis y sentisteis mi presencia y absorto quedó vuestro espíritu en la contemplación de las maravillas a través de las cuales comprendisteis la voluntad de vuestro Señor.

22. En el Segundo Tiempo, cuando el egoísmo ya había germinado en el corazón de la humanidad y el entendimiento de los hombres había despertado para lo malo, vine a nacer en el seno de vosotros para haceros comprender que lo que estabais practicando como culto a la Divinidad y las obras que manifestabais de los unos para los otros, no eran lo que os había ordenado y por lo tanto no os llevaría a vuestra salvación. Que lo que hacíais era sólo un cumplimiento aparente ante los hombres, pero escondíais en el corazón la hipocresía y el egoísmo.

23. Fue preciso que Jesús os mostrara los principios que debíais seguir y de los que os habíais apartado.

24. Os mostré toda mi mansedumbre, mi amor, mi sabiduría y caridad, y apuré ante vosotros el cáliz del dolor, para que vuestro corazón se conmoviera y vuestro entendimiento despertara. Era necesario que los corazones nacieran al bien, y el dolor de verme crucificado por amor a ellos, fue como una espina que les recordase que todos debéis sufrir por amor para llegar al Padre. Mi promesa para todo aquél que quisiera tomar su cruz y seguirme, fue la paz eterna, el supremo bienestar que no tiene fin en el espíritu.

25. Mi promesa en este tiempo está en pie, es la misma, pero la disfrutaréis en verdad hasta que estéis purificados.

26. Del tiempo en que escribí con mi sangre en vuestra Conciencia mi Ley de Amor y Justicia, al presente en que vivís, encuentro evolucionado vuestro espíritu; su capacidad y comprensión es mayor, sus facultades y potencias están a punto de recibir mis nuevas revelaciones.

27. Hoy, por vosotros mismos, sabéis apartar las falsas creencias de las verdaderas. Sin embargo, es tiempo de prueba para el espíritu, porque de todas partes han surgido ideas, teorías, doctrinas, religiones y ciencias, cuya fuerza hace flaquear a veces el ánimo del débil que no sabe qué camino seguir.

28. Este tiempo es decisivo, porque los hombres darán pasos definitivos en la senda espiritual.

29. Caerán muchas vendas de oscuridad, desaparecerán el fanatismo y la idolatría, se borrarán muchas visiones del pasado y se desarraigarán las tradiciones. Entonces, se abandonará todo lo que es transitorio.

30. Mis hijos: Sed conformes con vuestra posición, no sintáis envidia de aquéllos que vivan mejor que vosotros. Pensad que en la humildad os acordáis más de Mí y me servís mejor.

31. Ved bien hacia dónde vais, en qué forma tomáis la vida y qué hacéis de los bienes que pongo a vuestro alcance.

32. Os doy mi amor. Mi amor es con vosotros.

33. Quien duda de Cristo manifestado en este Tercer Tiempo, dudará también de Cristo como hombre en el Segundo Tiempo, porque mi amor y mi esencia son las mismas. Si queréis tener una mayor comprensión del legado que el Divino Maestro os dejó entonces, debéis observar cómo, a medida que la evolución de vuestro espíritu lo ha ido permitiendo, mi sabiduría y mis revelaciones se han ido manifestando en vuestra vida con mayor claridad.

34. Si queréis penetrar en el misterio de la enseñanza que Yo quiero que conozcáis, destruid en vosotros el temor a lo desconocido, preparaos con espiritualidad, que es respeto y humildad, y Yo mucho os revelaré.

Cuando los ojos de vuestro espíritu se abran, veréis a Cristo recorriendo las calles de dolor de los necesitados, cargando aún su cruz de amor y derramando su sangre sobre tantas miserias de esta humanidad. Veréis al Maestro derramando su caridad en unos y otros, descubriréis que también en lo espiritual se rodea de discípulos que ansiosos escuchan su palabra, su Cátedra, con cuya inspiración se iluminan para enviar después su luz a los que viven en tinieblas.

35. Así le veréis si sabéis penetrar en lo espiritual. Así conoceréis un poco más a vuestro Señor. Si tratáis de saber cómo es el Espíritu Santo, lo encontraréis en la luz de la sabiduría que brota del Verbo Divino; allí le conoceréis como inteligencia infinita, como gracia espiritual que a la vez os ilumina, os consuela y os salva.

36. Por eso cuando oís esta palabra a través del pedestal os digo que busquéis su sentido, porque en él existe la esencia de mi Doctrina.

37. Cuando hayáis penetrado en la palabra que Cristo en cuanto hombre y en cuanto Espíritu os ha dado, habréis alcanzado el conocimiento de lo que es vuestro Dios, de la Trinidad de manifestaciones y entonces en verdad lo amaréis, creeréis en Él en todas las formas en que a vosotros ha venido.

38. Cuando hayáis alcanzado esa elevación, seréis como esos espíritus elevados que como maestros, invisiblemente vienen a iluminar los entendimientos de los hombres para conducirlos por el camino del bien. No os manifestaréis tomando cerebros humanos, mas ejerceréis buena influencia sobre todos los que se preparen en este mundo. Los iluminaréis e inspiraréis. Vuestra comunicación será de espíritu a espíritu y cuando hayáis cumplido esa misión, ante vosotros se presentará un peldaño más que escalar. Así, por ese camino, es como los espíritus llegan al seno del Padre, purificándose, perfeccionándose hasta poder fundirse en La luz purísima del Espíritu Divino.

39. Yo os preparo desde ahora para el siguiente peldaño que vais a escalar, no os hablo de otros, porque no los comprenderíais. Basta que sepáis que son Siete Etapas o peldaños los que tenéis que recorrer. En cada uno de ellos encontraréis una gracia para vuestro espíritu que os servirá para ayudaros a dar el siguiente paso, hasta llegar a la presencia de Dios y al cumplimiento de mis promesas a quien me siga hasta el fin.

40. Vuestro pensamiento no alcanza a comprender toda esta lección, porque todavía cuando pensáis que me vais a ver, me imagináis como un ser semejante a vosotros por la forma material.

Mas nadie espere unirse a su cuerpo material para habitar eternamente en mi Seno. Esa no es la resurrección de la carne de la que os hablaron los apóstoles; sólo el espíritu conocerá la eternidad después de haber surgido una y otra vez en la Tierra a través de diferentes materias y luego de haber recorrido espiritualmente el camino hasta el final.

41. El Juicio Final, como lo ha interpretado la humanidad, es un error; mi juicio no será de una hora ni de un día; ha tiempo que él pesa sobre vosotros, mas en verdad os digo, que los cuerpos muertos, muertos están y han ido a fundirse en su propia Naturaleza, porque lo que es de la Tierra, a la Tierra volverá; así como lo espiritual buscará su morada que es mi Seno.

Mas también os digo, que en vuestro juicio, vosotros seréis vuestros propios jueces, porque vuestra Conciencia, conocimiento e intuición, os dirán hasta qué punto sois dignos y en qué morada espiritual debéis habitar. Claramente contemplaréis el camino que deberéis seguir, porque al recibir la luz de mi Divinidad, reconoceréis vuestros actos y juzgaréis vuestros méritos.

42. En el Valle espiritual existen muchos seres confundidos y turbados; a ellos llevad mi mensaje y mi luz cuando penetréis en él.

43. Desde ahora podéis practicar esa forma de caridad, por medio de la oración, con la cual podéis establecer comunicación con ellos. Vuestra voz resonará donde ellos habitan y los hará despertar de su profundo sueño. Les hará llorar y lavarse con el llanto del arrepentimiento. En ese instante habrán recibido un rayo de luz, porque entonces comprenderán sus pasadas vanidades, sus errores, sus pecados.

44. ¡Qué grande es el dolor del espíritu cuando la Conciencia le despierta! ¡Cómo se humilla entonces ante la mirada del Supremo Juez! ¡Cuán humildes brotan de lo más íntimo de su ser las peticiones de perdón, las promesas, las bendiciones para mi Nombre! ¡Allí reconoce el espíritu que no puede acercarse a la perfección del Padre y, dirigiendo su mirada a la Tierra, donde no supo aprovechar el tiempo y las pruebas que fueron oportunidad para aproximarse a la meta, pide una materia más, para expiar faltas y desempeñar misiones no cumplidas!

45. ¿Quién hizo justicia entonces? ¿No fue el mismo espíritu quien formó su juicio?

46. Mi Espíritu es un espejo en el que tenéis que contemplaros y Él os dirá el estado de pureza que guardéis.

Mi Ley siempre es la misma, no es menos intensa unas veces que otras; es vuestro espíritu el que refleja unas veces mejor que otras la luz del Señor. Esto es según la evolución que vuestro espíritu haya alcanzado.

47. En cuanto os encontréis en espíritu ante vosotros mismos, vuestra Conciencia os iluminará, se despejará vuestra memoria y recordaréis lo olvidado. ¿Por qué entonces teméis a mi justicia, si no vais a recibir más de lo que merecéis? ¿Por qué no temer desde ahora a vuestros actos? Ved con cuánta bondad dejo que vuestro entendimiento comprenda el misterio de lo que es vuestro juicio.

48. Alejaos del fanatismo, que está muy lejos de la verdad. Meditad en mis enseñanzas que encierran una Doctrina de paz, de luz y bendición.

49. Si vosotros llegáis a olvidaros de los que han pasado al Valle espiritual, el Maestro de ninguno se olvida.

50. También en lo espiritual hay quienes duermen, quienes han cerrado sus ojos a la luz de la verdad y los que van errantes arrastrando cadenas de remordimientos, turbaciones y dolor.

51. Os he llamado para deciros que no sólo podéis hacer el bien al sanar al enfermo y señalar el camino a vuestros hermanos que habitan con vosotros en la Tierra, sino también a los seres que moran en el Más Allá; entre ellos están los enfermos, los perdidos, los necesitados de amor y de consuelo. Son los que se purifican en el dolor para llegar limpios a mi presencia, pero vosotros podéis ayudarles en su expiación con vuestras oraciones, con vuestra caridad y nobles pensamientos, y les acortaréis el tiempo de amarguras.

52. Mi Doctrina de Amor universal unirá y acercará a todos los espíritus sin distinción de mundos y hará que los seres se amen con Amor espiritual.

53. Llegan entre la humanidad legiones de seres en tinieblas como nubes de tempestad, ocasionando trastornos, turbando las mentes y ofuscando el corazón de los hombres. Y teniendo esta humanidad armas para defenderse de estas asechanzas, no saben esgrimirlas unos, y otros ni siquiera presienten tenerlas.

54. En las guerras, en el homicidio y en las bajas pasiones, está la influencia de esas fuerzas. Vosotros que habéis abierto los ojos a la luz y que conocéis las armas espirituales de amor y de justicia que os he confiado, orad por el mundo y por el Mundo espiritual, reconciliad a los que se odian, enseñad a amar, a perdonar y a orar.

55. Mas tened en cuenta que las obras buenas que en la Tierra hagáis, serán luz que ilumine a los espíritus turbados, y vuestras oraciones serán para ellos bálsamo que alivie su turbación. Luchad contra las tentaciones y las malas inspiraciones para que experimentéis el triunfo de la luz.

56. Preparaos, que el mensaje que habréis de llevar a la humanidad, será para que conozca sus atributos y potencias desconocidas unas y sin desarrollo otras.

57. Con buenas obras enseñaréis, devolviendo la salud al desahuciado de la ciencia y salvando al espíritu que los hombres habían dicho condenar al castigo eterno. Unos y otros verán el esplendor de mi Obra y de sus ojos caerá la venda de oscuridad.

58. Es el tiempo en que me dejaré mirar, en que me haré sentir en todos y en que hablaré al mundo.

59. Os digo en este día: Benditos sean los que van siguiendo en su camino el ejemplo de María, llevando la pureza en su espíritu. María es la Pureza y la Ternura; el que la ame, imítela en esto. De nada os servirá repetir su Nombre o decir que la amáis, si vuestros actos no corresponden a esas palabras.

60. Reconoced los verdaderos valores humanos y espirituales; no os dejéis seducir del falso esplendor de las glorias terrestres. Ya vuestra luz os puede descubrir todo lo que es falso. Ved que hay muchas obras que aparentando pureza, sólo encierran tinieblas y os llevan por caminos oscuros que aparentemente brillan.

61. Comprended entonces vosotros, por quienes me comunico, la responsabilidad que habéis contraído de mostrar en vuestra vida, en vuestra conducta y en vuestras pruebas, un proceder digno de las palabras que vierten vuestros labios en los instantes de mi comunicación. El pueblo tiene fijos sus ojos en vosotros, esperando que en vuestras acciones mostréis elevación espiritual. Debéis ser como un espejo limpio, porque si los actos de quienes no me han escuchado en este tiempo y se nombran siervos de Dios, no siempre son lícitos, el mundo los ve sin sorprenderse, pero si estos mismos actos ilícitos, los ve en vosotros, sí habrá sorpresa en quienes os observen, porque no concebirán que llevando esta gracia en vosotros, aún podáis hacer acciones contrarias a la Doctrina que habéis recibido.

El Maestro os dice: Desde el momento en que habéis hecho el propósito de seguirme, guardaos del escándalo, mirad que vuestro espíritu desde ese día ha renunciado a todo cuanto pueda dañarlo. Tenéis que perseverar en el camino del bien, sintiendo toda vuestra responsabilidad. Si me estáis sirviendo, si os habéis abandonado a mi voluntad, es que me habéis reconocido, es que estáis plenamente ciertos de la verdad de mi comunicación y no existe una duda en vosotros.

62. Cuando os he visto entregados en esta forma a mi servicio, os he dicho que estáis haciendo una gran obra de caridad en vuestros hermanos. Ya os he dicho, que este cumplimiento espiritual no os impide el cumplimiento de ninguno de los deberes humanos. Nadie intente complicar la sencillez de mi Doctrina. Vosotros entregad la esencia de mi enseñanza y dejad que en ella se inspiren los hombres.

63. ¡Cuán extraordinario os parece que mi voluntad divina se haya unificado con vuestro entendimiento! A lo que os digo, que es lo más natural, tratándose de Dios que es Espíritu y del hombre, quien por su espíritu es semejante a su Creador. Quisierais penetrar en muchos misterios que todavía no podéis saber y sólo os digo, que no será la ciencia la que os los revele sino el espíritu por el amor a su Creador.

64. Manifestad mi Obra con la misma sencillez con que os la he entregado y vuestros hermanos la entenderán merced a la evolución que han alcanzado, y cuando vuestros actos puedan manifestar que sois dignos de las grandezas que recibís, vuestra obra será maravillosa y el hombre creerá en Mí, por vosotros.

65. Recibo en Mí a vuestro espíritu para que deje su fatiga y los sinsabores del mundo.

66. De distintos puntos venís en busca de mi lección y de mi paz. Al escuchar mi palabra sentís el calor paternal y se aquieta vuestro corazón.

67. No falta quien quisiera seguiros hacia el recinto donde os entrego mi palabra, pero el temor al mundo le detiene; en cambio otros os miran con desprecio, aún oyendo como una voz interior que les dice, que es seguro el camino por donde vais, y que es el que conduce a la verdad; aún escuchando las voces de los elementos desencadenados y de los acontecimientos extraordinarios que pregonan que un nuevo tiempo ha llegado: El tiempo del juicio, el precursor del tiempo de la gracia.

En todos los lugares de la Tierra y en todos los corazones, me he manifestado, les hablo por inspiración, por intuición y por sueños o revelaciones.

68. Estoy preparando a las futuras generaciones, las cuales no vacilarán entre la duda y la fe, y las que darán su verdadero valor e interpretación a las Escrituras de los libros que os dejaré.

69. Ellos anunciarán el cumplimiento de las profecías de los primeros tiempos.

70. Los escritos de este tiempo los dejaré bajo vuestra responsabilidad, para que los deis a conocer a todos aquellos que no escucharon mi palabra. Vuestra verdadera lucha vendrá después de mi partida.

71. Mi Doctrina, vuestro culto y vuestras prácticas, serán juez para todos aquellos que de sectas y religiones os viniesen a escudriñar; no será menester que vosotros les señaléis sus errores, por el contrario, les daréis la bienvenida con sinceridad y amor, mostrándoles mi Obra en todas sus partes.

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