La fe
Libro de la Vida Verdadera
La fe
Quiero que tengáis fe de que me encuentro siempre cerca de vosotros; que vuestros dones son una realidad, que todo cuanto me pidáis para vuestro perfeccionamiento espiritual, os lo concederé. No quiero ver más flaquezas en vosotros. 1-4-73
Los más, olvidando al espíritu, venís a pedir para el cuerpo: Pan, bálsamo, trabajo; y en todos obro un prodigio, porque ellos también serán testimonios que mañana enciendan la fe y la esperanza en el corazón de sus hermanos. Mas no me pidáis tan poco, eso que os parece mucho, pronto termina; mejor pedidme beneficios eternos, bienes espirituales. Yo, por añadidura, os daré lo del mundo. 1-4-74
Más tengo que daros que vosotros que pedirme, por lo tanto no os conforméis con tan poco. 1-4-75
Tened fe del tamaño del grano de la mostaza y veréis realizarse grandes prodigios. Hoy os digo como en el Segundo Tiempo: Ordenad a una montaña que cambie de lugar y seréis obedecidos; mandad que la furia de los elementos cese, y lo veréis realizado; decid en mi Nombre a un enfermo que sane y él se verá libre de la enfermedad. Mas cuando sea concedido un prodigio, no seáis indiferentes, percibid en vuestro espíritu las obras divinas y sabed valorizarlas. 1-11-76
Para vencer la debilidad, la pequeñez, la miseria, las pasiones y destruir la duda, es indispensable la fe y las buenas obras que son virtudes que vencen lo imposible, ante ellas lo difícil e inalcanzable se desvanece como sombras. 1-20-63
A los hombres que en Mí creyeron en el Segundo Tiempo les dije: “Tu fe te ha salvado”. Así lo declaré porque la fe es una potencia curativa, es una fuerza que transforma y su luz destruye las tinieblas. 1-20-64
En verdad os digo, que lo imposible no existe. En casos tan pequeños como vuestros quebrantos de salud, hablad a Dios que habita en cada uno de vosotros, que sabe lo que necesitáis y lo que sentís, y os daré según sea mi voluntad. 1-20-65
Yo alimento a todos los seres y si os he dicho: “Las aves no siembran ni cosechan, ni hilan, y son alimentadas y vestidas con tanto amor”, ¿por qué vos, que sois el hijo predilecto, dudáis de mi poder? En medio de la lucha por el sustento diario, no os olvidéis de que hay un Padre que vela por vosotros y que no os dejará perecer jamás. También os digo, que si observaseis mis preceptos, vuestra lucha sería menos dolorosa, porque no sería necesario tanto afán de vuestra parte para subsistir, y en la hora de vuestras pruebas veríais prodigios. 5-125-32
En el Primer Tiempo, el pueblo de Israel atravesó grandes penalidades, y Moisés, contemplando la desesperación que por falta de pan se estaba apoderando de las multitudes, dijo a ellas: “Orad, el Señor se servirá enviar alimento a su pueblo”. Moisés oró y esperó con paciencia y fe, la voluntad divina. Y el maná, como respuesta y como premio a la fe de aquel varón, descendió para calmar las necesidades del pueblo. Con ella manifesté que había escuchado su oración y que estaba con él. 5-125-33
La vida es una corriente incesante. Para que el espíritu llegue a ser grande, sabio, fuerte y bondadoso, es menester que viva eternamente. Pueblo, creéis que os vengo a visitar, y la verdad es que habito en vosotros. Os visito sólo bajo esta forma de manifestarme haciéndome pensamiento, palabra y visión espiritual, y es que mi manifestación interior en vuestro ser no la percibís con la claridad del latir de vuestro corazón, porque para sentirme palpitar en vuestro ser, es necesario tener sensibilidad. No perdáis la esperanza de llegar a sentirme, porque la esperanza procede de la fe, que es luz en vuestro sendero. ¡Ay, del que pierda la fe! La fe es el faro que alumbra el porvenir, la fe es la fuerza que produce aquello que nombráis milagros. ¿Qué sería de vuestra vida, si no tuvieseis fe en mi Ley? 5-134-55
Yo os doy la vida, mas os digo: Avivad la luz de la fe en vuestro Dios, fe en vosotros mismos, fe en la vida y en lo creado. No dudéis de mi caridad en vuestras vicisitudes; mi amor es más fuerte que vuestras pruebas. Oídme más con el espíritu que con vuestros oídos. A los que se nombran desheredados, a los que dicen que su estrella no brilla y que son lámparas apagadas y a los que lamentan haber venido a la vida para llorar, os digo: ¿Habéis intentado alguna vez olvidaros por un instante de vosotros para llevar un consuelo a vuestros Semejantes? De cierto no, porque quien practica la caridad, a sí mismo se la hace. He llamado en este tiempo a los que nada tienen para dar al mundo. 5-134-56
Quisiera que supieseis lo que es la fe, para que comprendieseis que quien la posee, es dueño de un tesoro incomparable. 5-136-4
El que vive iluminado por esa luz interior, por pobre que le considere el mundo, nunca se sentirá paria, abandonado, débil, ni perdido; su fe en el Padre, en la vida, en su destino, y aun en él mismo, jamás lo dejarán decaer en la lucha, y además siempre estará capacitado para realizar obras grandes y asombrosas. 5-136-5
¿Qué le falta entonces a vuestra fe para poder obrar prodigios? Que crezca, que aumente, que se desborde, y entonces no serán miserias las que vengáis a presentarme, ni lágrimas las que me ofrezcáis, sino acción de gracias, satisfacción, conformidad, confianza, alegría, fortaleza y esperanza. 5-136-9
Cuando carecéis de fe o ésta es muy débil, sin daros cuenta, a cada paso me vais negando, y en muchas de vuestras obras vais dando testimonio en contra mía; os digo esto, para que observéis bien vuestros actos y midáis sus efectos, no sólo materiales sino también espirituales. 5-136-10
¿Acaso no vive dentro de vosotros la esperanza que os anima para aguardar un mañana mejor? No os dejéis invadir por la melancolía y la desesperación, pensad en mi amor que siempre es con vosotros. Buscad en Mí la respuesta a vuestras dudas, y pronto os sentiréis iluminados por una nueva revelación, la luz de la fe y de la esperanza se encenderán muy dentro de vuestro espíritu. Entonces seréis baluarte de los débiles. 6-155-53
No temáis, que si en Mí creéis y confiáis, saldréis avante. Recordad a aquel varón que se acercó al Maestro en el Segundo Tiempo, para decirme: “Señor, yo creo en Vos, y vengo a pediros que deis la salud a mi padre, que moribundo se encuentra. Yo sé que si Vos lo decís, él sanará”. Entonces el Maestro, viendo tanta fe en aquél, le dijo: “Id, que cuando lleguéis a vuestra morada, vuestro padre sano saldrá a vuestro encuentro”. Y así fue. 6-158-50
Así quiero que sea vuestra fe, y que cuando contempléis el prodigio, volváis al Padre para darle gracias. 6-158-51
Recordad este pasaje: Navegaba el Maestro acompañado de sus discípulos en un mar tranquilo; Jesús hablaba y aquellos lo oían, después de terminada la lección, el Maestro cerró los ojos y se entregó al reposo. Ellos comentaban mi palabra ayudándose los unos a los otros en sus análisis. Hasta ese momento, todo era paz en torno de aquel grupo; después, aparecieron las señales de una gran tormenta, la tempestad se desató y el mar embravecido se agitó, las ondas se encresparon y la barca se convirtió en juguete de las olas. Los discípulos temieron por sus vidas, se daban órdenes unos a otros, plegaron las velas, mientras unos oraban. No se atrevían a despertar a Jesús, mas como el peligro crecía, lo llamaron a grandes voces; mas Él dormía y no eran atendidos. Le llamaron por segunda y tercera vez, diciendo: “Maestro, despierta, mira que zozobramos”. Jesús abrió los ojos y les dijo: “¡Ah, hombres de poca fe que no habéis creído en Mí!” Y extendiendo su mano, ordenó a las aguas que se calmaran. Nuevamente reinó la paz y el mar quedó tranquilo. Los discípulos, avergonzados por su falta de fe y maravillados por el prodigo que ante sus ojos habían visto realizarse, se prometieron no volver a dudar y después de esa prueba, su fe fue mayor. 6-164-3
En este tiempo vais navegando por el mismo mar, lucháis con una tempestad de confusiones, de pecado y de egoísmo. La barca es mi Obra, aquel Maestro, es el mismo que estáis escuchando, los discípulos, sois vosotros que ahora estáis Conmigo. Las olas que hoy azotan vuestra barca también son grandes y viendo que la tempestad aumenta, creéis que Yo duermo y cuando me llamáis a grandes voces, os hacéis acreedores a que os repita aquellas mismas palabras y a que os diga, que no habéis aprovechado mis lecciones. 6-164-4
Sigamos navegando en la barca, mirad que ya se acerca el momento en que Yo extienda mi mano sobre las aguas para decirles: “Aquietaos, sea la calma”. 6-164-5
También os digo: Los hombres deben creer en los hombres, tener fe y confianza unos en otros, porque debéis convenceros de que en la Tierra todos necesitáis de todos. 6-167-5
En mi camino nadie sucumbe y aunque hay ocasiones en que el hombre cae doblegado por el peso de la cruz, una fuerza superior le levanta y da ánimos, esa fuerza proviene de la fe. 6-167-57
Dejad que la fe arraigue en vosotros, porque no todos la tenéis; una vez que ella se encienda, luchará contra la oposición de la tentación que os acecha. Para que podáis rechazar la maldad, procurad encontrar armas en la esencia de mi palabra. Mas quien no está seguro de mi presencia y de mi comunicación, juzga lo que ve y lo que oye, sin que su espíritu pueda elevarse hacia Mí, porque necesita aún de los adornos que halagan los sentidos, creyendo en esa forma sentir lo que llamáis inspiración o elevación de espíritu. 7-191-23
No olvidéis que cuando imploréis mi ayuda, Yo ya me habré anticipado a limpiar vuestro camino. 7-193-49
Os falta la fe para levantar vuestra faz y sonreír con esperanza y mirar de frente al futuro, sin recelos, sin desconfianza, porque en el futuro estoy Yo. 7-205-28
Muchos que hoy habitan el Valle espiritual os trazaron el sendero de evolución con su huella indeleble de fe, caridad, sabiduría y amor. Son seres elevados, brillantes, a los cuales encontraréis cuando retornéis al Más Allá, porque ellos unirán a todos en el amor infinito del Padre, con el que debieran estar unidas en la Tierra todas las religiones. Los mensajes que aquellos seres preparados envían a este mundo con amor e inspiración, vienen como blancas aves a posarse en la mente de los hombres. Cuántos de esos pensamientos, inspiraciones o mensajes que en forma de ángeles han llegado entre los hombres, han tenido que volver al Más Allá, porque no supieron recibirlos. Ahí, en mi Seno esperarán a que los corazones humanos se preparen para volver a enviarlos como una brisa de amor. 8-224-32
Bendito sea el que tiene fe, mas también bendigo al que viene a Mí, pidiéndome ese precioso don. La fe os salvará, os he dicho siempre. En los trances difíciles, en las grandes pruebas, todo el que ore y confíe será salvo. ¿Por qué caéis a veces en el abismo de la desesperación y de la desconfianza, sabiendo que os amo y que tenéis toda mi protección? Si no habéis practicado la fe, buscadla en vosotros mismos, y cuando la hayáis encontrado la llevaréis como una lámpara para iluminar vuestro camino. Entonces seréis fuertes, pacientes y conformes con vuestro destino. 8-226-4
Pero es indispensable tener fe para no detenerse en el camino ni sentir temor ante las pruebas. 9-263-11
La fe es como un faro que ilumina vuestra ruta hasta llegar al puerto seguro de la eternidad. 9-263-12
No puede ser fe la de aquellos espíritus tibios y medrosos que hoy avanzan un paso y mañana vuelven atrás, que no quieren luchar con su propio dolor, confiando en el triunfo del espíritu únicamente por la caridad del Padre. 9-263-13
Fe es aquella que siente el espíritu que sabiendo que Dios está en él, ama a su Señor y goza sintiéndole en sí y amando a sus hermanos; que es tanta la fe en la justicia del Padre, que no espera a que sus Semejantes le amen; que perdona ofensas y errores pero que mañana estará lleno de luz porque con sus méritos alcanzó su purificación. 9-263-14
El que tiene fe, tiene paz, posee amor y encierra bondad. 9-263-15
Ese es rico en espíritu y aún en materia; pero con la verdadera riqueza, no con aquélla que vosotros concebís. 9-263-16
Sólo mi luz y mi piedad podrán salvar a las grandes multitudes del abismo y las tinieblas hacia donde son conducidas. 10-290-15
Yo repruebo a quienes prediquen una fe ciega, una fe sin conocimiento, una fe adquirida por temores y supersticiones. 10-290-16
No escuchéis las palabras de quienes atribuyen a Dios todos los males que aquejan a la humanidad, todas las plagas, hambres y pestes, llamándolas castigos o ira de Dios. Esos son los falsos profetas. 10-290-17
Apartaos de ellos porque no me conocen y quieren enseñar a los hombres cómo es Dios. 10-290-18
Ahí tenéis el fruto de la mala interpretación que se ha dado a las Escrituras de los tiempos pasados, cuyo lenguaje divino no ha sido encontrado todavía en el fondo del lenguaje humano con que fueron escritas las revelaciones y las profecías. Muchos van hablando del fin del mundo, del juicio final, de la muerte y del infierno, sin saber un átomo de la verdad. 10-290-19
Inútiles y vanos serán los esfuerzos que las religiones hagan por conservar a sus fieles en la rutina de antiguas creencias y métodos fuera de tiempo, porque nadie podrá detener la luz divina que penetra al fondo de los entendimientos, despertando al espíritu a una Era de revelaciones, de divinas confidencias, de esclarecimientos, de dudas y misterios, de liberación espiritual. 10-290-58
Vos, pueblo, no privéis a vuestro corazón de todas aquellas alegrías sanas que aunque fugaces, las podéis disfrutar, comed en paz vuestro humilde pan y de cierto os digo, que lo encontraréis más dulce y substancioso. 10-292-48
Deducid de mis palabras que lo que quiero de vosotros es confianza, fe, optimismo, calma y fortaleza, que a pesar de vuestros trabajos y penalidades no haya amargura en vuestro corazón. ¿Qué dulzura o buen sabor podríais ofrecer a los necesitados, si el corazón lo tuvieseis ocupado por las penas, las preocupaciones o la inconformidad? 10-292-49
Nadie podrá reprobaros que busquéis con anhelo la verdad, lo perfecto, a ello todos tenéis un derecho sagrado y por eso habéis sido dotados de libertad para buscar la luz. 10-297-53
No sea el temor el que guíe vuestros pasos ni el que os obligue a cumplir la Ley, sean la fe y el amor, la fuerza que os impulse a realizar buenas obras en vuestra vida, porque entonces vuestros méritos serán verdaderos. 10-305-51
Esta Era de Luz será de comprensión para todos los hombres, porque todo misterio os será explicado. 10-305-52
Me decís en vuestro corazón: “Señor, si vas a mostrar tu verdad ante nuestros ojos, ¿qué mérito habremos hecho? Tú dijiste que son bienaventurados los que sin ver han creído”. 10-305-53
¡Ah, hombres, que no tratáis de interpretar mi palabra! ¿Veis cómo es necesario que venga a ayudaros a penetrar en su contenido y a entenderla? 10-305-54
Ciertamente dije en aquel tiempo: “Bienaventurados los que sin ver han creído”, mas Yo quería decir: Bienaventurados los que sin tratar de mirar con sus ojos materiales lo divino, saben mirar con la luz de la fe que es la mirada espiritual. Bienaventurado el que sin intentar tocar o percibir con sus sentidos materiales lo espiritual, ha sabido prepararse para sentir en su espíritu la presencia divina. 10-305-55
Comprended, discípulos, que cuando dije: “Bienaventurado el que cree sin ver”, me refería a la vista y a los sentidos de la carne, ya que el que así ha creído, es porque me ha visto y me ha sentido con el espíritu. 10-305-56
Ahora estáis ante un tiempo en el que no sólo creeréis por la fe, por esa vista superior del espíritu, sino que también comprenderéis, con una comprensión que será superior a la de vuestro humano entendimiento, porque será el espíritu el que se ilumine con la sabiduría espiritual. 10-305-57
También en este tiempo vengo a deciros: Bienaventurados los que sin ver con sus ojos corporales, ni comprender con su rudo entendimiento humano, sin embargo creen porque sienten con el espíritu, porque se elevan para mirar con la vista espiritual y para entender con aquella inteligencia que está por sobre toda razón humana. 10-305-58
Cuando en un hombre surge la fe verdadera en lo divino, es que ha mirado con el espíritu. ¿Quién o qué podrá hacerle negar lo que en esa forma ha palpado? En cambio, cuántos se engañan a sí mismos con la fe falsa, porque jamás han sabido mirar ni sentir con el espíritu y se han conformado con decir que tienen fe, ya que sin ver, ellos creen. Estos son los que en la primera prueba dudan, se desconciertan o confunden y muchas veces concluyen negando. 10-305-59
Vuestro adelanto o evolución os permitirá encontrar mi verdad y percibir mi presencia divina, así en lo espiritual como en cada una de mis obras. Entonces os diré: Bienaventurados los que saben verme en todas partes, porque son los que verdaderamente me amarán. 10-305-61
Bienaventurados los que saben sentirme con el espíritu y aun con la materia, porque son los que han dado sensibilidad a todo su ser, los que en verdad se han espiritualizado. 10-305-62
¡Cómo han detenido la evolución espiritual los impuros cultos religiosos que la humanidad ha practicado! Con ello los hombres han impedido que se realicen los milagros que hace la fe espiritual y también se ha impedido la natural manifestación de lo espiritual sobre la vida humana. 10-305-63
Si los hombres reciben mis beneficios, mis respuestas y mis pruebas incesantes de amor, no es que ello sea en premio a una fe o, a una espiritualidad verdadera, sino en virtud de mi piedad ante la pequeñez, ante la miseria y la ignorancia. 10-305-64
Yo sé que muchos habrán de escandalizarse cuando conozcan esta palabra, pero serán aquellos que en su confusión no quieran reconocer que en el hombre existen además de la naturaleza humana la parte espiritual, o aquellos que, creyendo en el espíritu humano, aferrados a la rutina de sus tradiciones y de sus creencias, nieguen que exista un camino de infinita evolución para el espíritu. 10-305-65
Hacen falta en el mundo buenos explicadores de mi palabra, buenos intérpretes de mis enseñanzas, por eso la humanidad, aún llamándose cristiana, vive espiritualmente atrasada, porque no hay quien la haga estremecer con mi verdadera Doctrina, no hay quien cultive su corazón con el amor con que Yo vine a enseñar a los hombres. 10-307-5
En el principio de vuestra evolución, derramé gracias y beneficios materializados, palpables ante vosotros, mas cuando vuestro conocimiento y fe se encendieron como una luz en vuestro espíritu, dejé de daros estas pruebas materiales. Hoy vuestra fe de discípulos debe ser conforme con mi voluntad, para vencer todos los obstáculos y las adversidades. Me preguntáis: “Maestro, ¿qué es la fe?” Y os digo: La fe es la mirada espiritual que ve más allá del corazón y de la mente. La fe es la mirada que contempla y descubre la verdad. Por eso las manifestaciones que muchas veces no alcanzáis a comprender, las contempla vuestra fe y os hace firmes en ellas. 11-318-6
Cuando lleguéis a este conocimiento, vuestra fe será verdadera, puesto que la habréis cimentado en la verdad. 11-326-42
Vosotros sólo poseéis el presente, mas Yo sé por dónde cruzaréis el mañana y los obstáculos que encontraréis. Os digo que si tenéis fe, podréis afrontar los más grandes peligros, lanzaros a las más arriesgadas empresas, siempre seguros de mi protección. 11-333-74
Quiero que lleguéis a conocer todo el poder de que os he dotado, para que hagáis el bien y encumbréis la montaña apoyándoos siempre en el báculo de mi verdad. 11-336-21
La vida ha sido siempre penosa para el hombre debido a que siempre ha ignorado muchos de los dones que en sí lleva. ¿Cómo podía hacer uso de ellos ignorando su existencia? Yo he sorprendido muchas veces a los hombres abatidos y tristes, creyéndose impotentes para librarse del yugo que para ellos significa en este tiempo la vida. Y por eso he venido a sorprenderos grandemente con mi voz que os llama, con mi palabra que viene a infundiros fe, valor, alegría y esperanza. 11-336-22
Sólo la fe puede hacer sentir fuerte al espíritu y es por eso que con mi Doctrina estoy encendiendo la fe de unos y alentándola en otros, porque tendréis que integrar en el futuro un pueblo fuerte, ejemplar, obediente y celoso de la Ley, mas su fuerza nacerá, de su fe en mi Ley. 11-336-23
Recordad a mi Divinidad, pueblo. ¡Sed vosotros como el Padre! ¡Amadme con el mismo amor! ¡No cambiéis del amor a la frialdad! ¡No seáis ardientes hoy, mañana fríos! Quiero contemplaros siempre amantes, siempre creyentes, siempre elevados y espirituales, siempre por el camino ascendente, acercándoos a Mí; porque esta es la finalidad de vuestro espíritu. 12-341-35
¿Por qué un día me presentáis vuestro amor y fe y otro día desconfiáis de vuestro Maestro? ¿Por qué cambia vuestro corazón? Quiero contemplaros como piedra firme, vuestra fe siempre la misma, vuestro amor siempre en crecimiento. Quiero que seáis como las plantas que cultiváis en la Tierra, que no os detengáis en vuestro desarrollo, que podáis alcanzar en corto tiempo la plenitud y madurez de todos vuestros dones, para que podáis reconocerme. 12-341-36
Yo soy la Misericordia que os cultiva, vosotros sed dóciles plantas, recibid el rocío, la vida que os entrego y aprovechadla para la grandeza de vuestro espíritu. 12-341-37
Mi paz sea con vosotros.
Cuanta confusión nos causa la vida material que nos ocupa y al recordar estas palabras del Maestro que aunque vive en nosotros NO lo sentimos, son un bálsamo de curación que un día obrará milagros en nuestra vida.